martes, 5 de febrero de 2008

Corrupción cotidiana

-¿Sabías que Karla se ganó un pasaje a Aruba?- le comentó la esposa de mi primo a mi mamá.
-¿Sí?. ¡Que bueno, me alegro! ¿Y eso?- contestó mi mamá.
-En la fiesta de fin de año de su trabajo- explicó, Lourdes, la esposa de mi primo. Ella casi se venía porque el bonche estaba apagado pero cuando ya iba en la puerta escuchó el número y como vio que nadie contestaba revisó el suyo. Justo en el tercer llamado...
-No puede ser-respondió con asombro mi mamá-. Mírala pues, el que menos puja echa una lombriz. ¡Qué suerte tiene!
-Sí, vale. Menos mal que el boleto es válido por un año porque se irá de viaje cuando saque el pasaporte. Andreina le está consiguiendo el número de la Sra Justina. Ella le consiguió la cita a Jimena rapidito y no cobra tan caro 120 mil.

Hasta ahí pude escuchar la conversación. Justo en ese momento, me percaté que para disfrutar de unas vacaciones gratis como esas dependes de un ‘gestor’. Pero incluso en otros casos en los que la solicitud del pasaporte sea por haber obtenido una beca para ir a estudiar al exterior o por tener la urgencia de ir a realizarse un tratamiento médico, siempre el gestor estará en medio.
Así como también puede estarlo antes de tu derecho a adquirir bienes como un carro nuevo, antes de obtener el cupo de dólares que otorga cadivi o la tarjeta de crédito necesaria para recibir los dólares, antes de una licencia de manejo, antes de un crédito bancario, incluso antes de un cupo en la universidad.
Por ello, me pregunto ¿hasta qué punto se han deteriorado los sistemas de trámites en el país que la mayoría de los venezolanos hablan de un ‘gestor’ con total naturalidad?, ¿es qué a caso todos estamos de acuerdo en que son personas que están violando nuestros derechos y nos están corrompiendo con el fin de obtener beneficios monetarios de nuestra necesidad?, ¿o es que el tema es tan cotidiano que no hay razón por la cual combatirlo, pues sencillamente tal irrespeto forma parte de nuestra realidad?, ¿cuándo vamos a dejar de alimentar a esa clase de bacterias? Entonces, ¿cómo esperamos que los dirigentes políticos que están ubicados en los puestos estratégicos de poder no sean corruptos?
Por algo dijo André Malraux dijo: "Los pueblos no tienen los gobiernos que se merecen; tienen el gobierno que se les parece".

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domingo, 3 de febrero de 2008

jueves, 31 de enero de 2008

El espacio cultural Latinoaméricano

Durante muchos años, en Latinoamérica, las “Bellas Artes” y las “Bellas Letras” constituyeron las semillas de los espacios considerados culturales. Espacios, en su mayoría, restringidos pues no se puede olvidar que hasta finales del siglo XIX y principios del XX la población de este continente era en su mayoría analfabeta y, además, el factor económico siempre ha fungido como elemento limitante.
“Todo sector de bienes y servicios culturales que son producidos, reproducidos, conservados o difundidos en serie y aplicando una estrategia de tipo económico”, es lo que, de acuerdo al libro “El espacio cultural latinoamericano” (EECL), se entiende como industria cultural. Por tanto, afirmar que hasta principios del siglo XX en Latinoamérica existía una industria cultural no resulta apropiado, pues el espacio cultural que se manejaba era producto de la confluencia de ideas extraídas de materiales importados tanto del continente europeo como de la región norte de América.
Según el mismo texto fueron hechos históricos, como la Revolución Mexicana y la Revolución Cubana, los que por un corto periodo de tiempo en Latinoamérica catapultaron la producción de novelas, cuentos y otras formas narrativas que intentaron constituir una industria cultural del continente; pues anteriormente la creación de un espacio de esta índole y común a América latina no había sido posible. Es por ello que, los autores del libro, plantean la hipótesis de la falta de autonomía histórica de la industria cultural latinoamericana puesto que los climas políticos e intelectuales parecían ser determinantes, a pesar de que la élite letrada demonizaba a la industria cultural por su lógica mercantil.
Tal panorama ha evolucionado, pues ya no se considera la existencia de una única cultura, ahora, se toma en cuenta la cultura de masas y la cultura popular. Estas, muchas veces, comparten un imaginario común constituido, de acuerdo al texto “El espacio cultural latinoamericano”, por ídolos de cine hollywoodense y música pop, los héroes deportivos y los diseñadores de ropa. Convivencia que es posible gracias a la revolución tecnológica que no favorece, como podría suponerse, la producción de libros; pero sí permite la interacción entre culturas que anteriormente estaban disociadas.
Ahora bien, a partir de la revolución tecnológica (la televisión y la radio llegaron a comunicarse con más de 90% de los hogares) se dieron muchos cambios, el más relevante de ellos es la inclusión de una parte la población que estuvo excluida por muchos años. Mas, ¿hasta qué punto se puede considerar acertada tal inserción cuando muchas personas aún no tienen la posibilidad de acceder a las tecnologías?
Tal parece que hasta las limitaciones que se presentaban en la época de las “Bellas Artes” y las “Bellas Letras” se traspolaron a la actualidad, pues hoy en día una persona que no maneje los conocimientos básicos para acceder a estas herramientas técnicas se puede considerar, desde el punto de vista tecnológico, un analfabeta.
Además de ello, con el surgimiento de las industrias culturales otros problemas son los que se ponen en acción: el desconocimiento de las dimensiones financieras en cuanto a la cantidad de espacios físicos culturales o los niveles de consumo actuales. Sobre lo que quizá la globalización tiene culpa, pues cómo afirman los autores del texto EECL esta produce un conocimiento más superficial con respecto al resto del mundo y la anestesia mediática ha creado cada vez un mayor desinterés hacia lo que ocurre fuera del pequeño entorno en que nos desenvolvemos. Al mismo tiempo que, como igualmente asegura los autores, la globalización está exigiendo un debilitamiento de señas de identidad.
Desde la óptica de quien escribe, el fundamental problema es la confluencia entre lo económico y lo cultural, que se manifiesta de manera explícita, por ejemplo, cuando exige respuestas a la propiedad intelectual. Pero sus consecuencias, considerando lo dicho por los especialistas, aún pueden llegar más lejos: “Los países carecen de una política nacional y de conjunto frente a las industrias culturales. Ello se debe en gran parte a las lógicas de mercado y de las industrias culturales que ven la cultura como objeto de mercado”.
No obstante, la ausencia de esa política también tiene que ver con los poderes públicos de muchos países, los cuáles se han desentendido dejándole la tarea a la empresa privada que, en la mayoría de las oportunidades, se ha transnacionalizado. De tal manera que, la cultura no es tomada como una prioridad dentro de cualquier nación, es vista más bien como un añadido. Sí la lista de obligaciones contiene 10 de índoles distintas a lo cultural, todas éstas irán por encima de la cultural y si se puede cumplir con esta última será como una especie de bono adicional, jamás una necesidad. Se asume que lo cultural, además de ser innato al hombre y, por ende, no requiere cultivarse, siempre va a constituir entretenimiento, tiempo de ocio.

Tendencias y problemas de la industria cultural
El aumento internacional del precio del papel, “la pauperización de las clases medias y populares y la conversión de los libros en simples mercancías, sin los beneficios arancelarios ni la exención de impuestos que tuvieron en otros tiempos”, de acuerdo al texto EECL, constituyen en gran parte obstáculos de peso ante la posibilidad de establecer producción editorial en Latinoamérica. ¿Acaso es el aspecto económico el que únicamente imposibilita a la Industria Cultural Latinoamericana?, ¿Estaremos en presencia de un problema que abarca más allá de una índole?
El deterioro de la enseñanza secundaria y universitaria es la razón sociocultural, que considero más determinantes y más complicada a la hora de hallar su solución, pues como afirma Edward Taylor cultura es el “complejo que influye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y otros aprendizajes”.
La música y el cine son dos ámbitos que están yendo hacia la espectacularización, de acuerdo al autor de EECL, son los ámbitos que más se han comercializado y, por ende, los que han registrado un ritmo de crecimiento mayor en las últimas dos décadas. Ambas ámbitos de la cultura son las dos áreas donde las tres culturas (popular, masiva y letrada) tienen cabida, pues existen géneros tan variados que van desde la música clásica hasta el reggeaton o desde el cine de autor hasta los films más taquilleros.
Pero el cine no es el único medio de comunicación que funge de escenario para la cultura, pues tanto la radio como la televisión son vistos como actores que marcan la agenda.
Además de ello, los autores del libro EECL, afirman que la radio posibilitó una relación entre las culturas rurales y la cultura urbana, ó sea, instauró matrices culturales de una población que todavía en ese momento era mayoritariamente rural con las regionalidades de lo urbano. “La radio jugó un papel estratégico en la configuración de los populismos, incluso en el modo como se armó el discurso populista, en cierto tono coloquial, de tal manera que el caudillo era a la vez capaz de grandes retos, pero también de hablar a los ciudadanos directamente”, (EECL: Pp. 199). No resulta gratuito que personalidades como Hitler, en el caso Venezolano Gómez hicieran uso de este medio de comunicación para favorecer su dictamen político.
Por su parte, la televisión se convirtió en uno de los principales medios de difusión de información y de entretenimiento, transmisión de alta cultura, escenario de la vida pública y estímulo al consumo, al tiempo que los gobiernos cercanos a la explosión de la Tv, década de los 60’, decidieron que no tenían casi nada que hacer ni decir en ella, por ende, se despreocuparon de la misma. Ante tal decisión la TV estatal no tuvo otra que aceptar anunciantes para funcionar y, así, su única salida fue competir con cualquier otra televisora comercial. Pues, en muchos países latinoamericanos, el Estado no entendió la institución pública e independiente que debería ser.
De todos los productos audiovisuales, los autores de EECL, se preguntan: ¿Por qué solamente está circulando la telenovela en América Latina? Algunas características que podrían ayudar a entender este fenómeno es recordar el grado de afinidad que puede llegar a sentir una persona con una telenovela, bien sea porque se ve reflejado o se siente identificado con la situación que está viviendo un personaje o simplemente por satisfacción vicaria que puede generarle ver la telenovela; además éstas constituyen los productos audiovisuales donde mayor cantidad de dinero se invierte, puesto que igualmente, de acuerdo a su rating, mayor cantidad de ganancias se producen.
Señalar concretamente el nivel de influencia de los medios de comunicación social sobre el colectivo no es tarea fácil. Menos cuando las sociedades evolucionan y parecen estar viviendo una sola cultura que es producto de la confluencia de las tres culturas anteriores, sin olvidar que la cultura de masas en la mayoría de los casos viene determinada por la pauta que dicta la agenda mediática. De esta manera, no se puede hablar de un verdadero interés en la cultural sino que muchas veces se busca conseguir status o reconocimiento social asistiendo a los eventos que promocionan los mismos medios de comunicación y, así, terminan convirtiéndose en especies de show pues muchos no son capaces de apreciar el arte que tienen en frente más bien se toman el acto como una cosa superficial, de manera frívola. En palabras de los autores, “La cultura cotidiana de las mayorías en América Latina no pasa por la alta cultura ni aún por la cultura folclórica, sino que pasa por una cultura urbana densamente poblada por imaginarios de modernidad difundidos en parte importante por los medios”.

Un acercamiento a posibles soluciones
Tal parece que finalmente se aceptó el poder o, más bien, la influencia que los medios de comunicación social pudieran tener sobre un acontecimiento cultural. Pero, ahora, la tarea constituye conseguir que “las industrias culturales sean incluidas en la agenda pública de los acuerdos de integración, intercambio y libre comercio”, como señalan los autores del EECL, pues la necesidad de replantear el lugar que las industrias culturales tienen dentro del espacio cultural común al continente, cada vez resulta más apremiante.
Así como también es necesario establecer un diálogo o comunicación entre las industrias culturales y los diversos públicos que constituyen el espacio cultural latinoamericano, pues las características particulares que pudieran tener cada una de esas audiencias (descendientes del continente europeo, con vinculaciones férreas a los Estados Unidos, etc.) resultan determinantes para la producción dirigida a ellas.
Los creadores de EECL sugieren que los países con menos desarrollo sociocultural deberían dedicarse a realizar diagnósticos de las potencialidades culturales de esos países en la cultura, colaborar con la creación de una legislación que proteja los derechos de los productores-intermediarios-consumidores, y a mejorar la producción radial y televisiva de cada etnia. Quien escribe considera esta una buena sugerencia, pero más allá de que, en el caso de la legislación, sea realizada por países cuya participación sea baja en el espacio cultural latinoamericano, éstos no estarán al tanto de todos los inconvenientes o posibles elementos que deben ser inviolables para una legislación de tal envergadura, pues su corta experiencia lo imposibilita. En caso de éstos países mostrarse como voluntarios para esa labor resultaría ideal que la asesoría de las naciones más experimentadas estuviera presente, así como también se debe señalar que esta reglamentación es fundamental para los países desarrollados en la industria cultural, por lo tanto, esperar la iniciativa de otros resulta absurdo.
Finalmente, “se hace necesario repensar la relación entre industrias culturales y sociedad en lo referido tanto a educación como a la vinculación entre aquellas y el desarrollo de las identidades de diverso tipo y la articulación de actores y redes sociales (productores y distribuidores independientes, ONGs y redes de artistas, comunicadores, educadores y científicos) que encaran los nuevos desafíos de la globalización y las integraciones regionales. Esto puede compensar parcialmente la unilateralidad mercantil de los intercambios internacionales e interculturales y trascender la pura lógica de mercado de estas industrias” (EECL: Pp. 218).
Fuentes: El Espacio Cultural Latinoamericano: Bases para una política cultural de integración. Fondo de Cultura económica. Pp. (158-218).

Una obra compilada por Manuel Antonio Carretón en la que se consiguen textos de Jesús Martín-Barbero, Marcelo Cavarozzi, Néstor García Canclini, Guadalupe Ruiz-Giménez y Rodolfo Stavenhagen.
Fotos extraídas de:
1. www.cardenaltarancon.org/imagenes/pila_libros.jpg
2. http://reader.feedshow.com/
3. http://www.poesie-rivals.com/
4. http://www.lapidasweb.com/


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domingo, 27 de enero de 2008

Futuros universitarios en arenas movedizas

No tengo duda en que el sistema de ingreso a las universidades debía revisarse. Pero, por qué hoy, 27 de enero de 2008, aún no se conoce tal modalidad si hace más de ocho meses, el Presidente de la República en un evento en el Teatro Teresa Carreño lo anunció: "estos viejos métodos son instrumentos para la exclusión. Ahora serán sustituidos por un sistema unificado de ingreso".
Sin embargo, ¿cómo se toma una decisión de tal magnitud tan a la ligera?, ¿es qué a caso no se está influyendo en el futuro de, según la Oficina de Planificación del Sector Universitario, más de 300mil jóvenes que anualmente aspiran a un cupo a nivel superior, quiénes hasta ahora están a la espera de un comunicado?, ¿por qué sentirse feliz sin saber que sustituirá al sistema anterior?, ¿a caso no resultaba más favorable tomar una actitud preventiva, es decir, establecer primero el sistema que sustituiría al corriente y, una vez aprobado, eliminar el actual?
Si pensamos que un nuevo sistema va a evitar la compra de cupos en las universidades o las llamadas ‘palancas’, cuyas existencias la ‘acarrean las pruebas internas’, realmente valdría la pena preguntarse sí ¿en la solicitud de los pasaportes o en la compra de un vehículo no hay gente que igualmente paga a un gestor para que le agilice el trámite? No niego la posibilidad de que los cupos en las universidades sean utilizados para fines mercantiles, sin embargo no creo que un nuevo sistema elimine esa mala costumbre de los venezolanos de solucionar cualquier problema con dinero.
Los estudiantes del interior que se ven obligados a separarse de su familia para estudiar a nivel superior constituyen otra razón de que quiénes apoyan la decisión del Ejecutivo. Juicio de alguna manera válido desde mi percepción, no obstante, me causa curiosidad la situación de los jóvenes que viven en zonas donde las instituciones de nivel superior no son aledañas: ¿qué pasará con ellos?, ¿igualmente no deberán separase de sus familias?, ¿realmente se ha considerado el presupuesto e infraestructura necesaria para que pueda dársele cabida al número total de aspirantes?, ¿realmente ellos no son quiénes solicitan ir a las instituciones a estudiar?
Desconozco sí la decisión del Presidente fue publicada en Gaceta Oficial. Sin embargo, en el comunicado que emitió el Ministerio de Educación Superior y publicado en prensa, el pasado 17 de enero, el panorama se oscureció aún más pues el mismo afirmaba que “no se reconocerán ingresos que sean administrados unilateralmente por las instituciones". ¿Dónde quedan los derechos de los trabajadores de las instituciones de educación superior quiénes tienen convenios de ingreso para sus familiares?, ¿desde cuándo los programas como Samuel Robinson o las cláusulas para discapacitados, artistas y deportistas destacados que mantienen las universidades son competencia del Estado?
Buscar dar respuesta a las interrogantes en torno a este tema es caer en nuevas incógnitas, pues aún estamos a la espera del nuevo sistema de ingreso a la educación superior. La tercera semana de febrero, según el mismo comunicado, se dará a conocer el nuevo método de admisión de las universidades. Pese a eso, me voy a atrever a plasmar mi opinión en cuanto cómo debería ser la venidera modalidad.
Parto de que todo esfuerzo debe conducir a una recompensa por tanto tomar en cuenta el promedio de notas del bachillerato de los aspirantes lo considero válido. Si bien es cierto que el nivel de exigencia en los distintos institutos de educación media y diversificada es desigual también lo es que solventar tal deficiencia es competencia del Estado e igualmente las carencias van a influir en el desempeño de los estudiantes. Por tanto y aunado a ello, los aspirantes deberían pasar por una prueba filtro, pues si la institución a la que éste aspira no lo evalúa ¿quién podría hacerlo mejor? Claro está que las pruebas deberían ir de la mano con los contenidos que dictan en el bachillerato y no con lo que posteriormente se le exigirá al estudiante en el primer semestre de la carrera. De tal manera qué el 50% de la puntuación total del alumno venga por parte de institución a la cuál aspira ingresar y el porcentaje restante de la institución de la cuál egresa como bachiller.
El costo de las pruebas internas sólo para los estudiantes provenientes de instituciones del Estado debería ser gratis, pues se supone que éstos no tienen un nivel económico medio-alto.
Finalmente, este trabajo en conjunto debería ir apoyado por un propedéutico obligatorio para todos los estudiantes, cuya duración será un semestre, de tal manera que se nivelen todos aquellos que previamente demostraron que tenían capacidades para desarrollarse profesionalmente en determinada área y evitar en lo posible los llamados ‘dinosaurios’ de las universidades.

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jueves, 24 de enero de 2008

Venezuela ávida de aserrín



Ayer, como cualquier otro martes, tras el sonido del despertador levanté de la cama para cumplir con mi rutina diaria. La universidad era el primer destino de mi itinerario. Después de una ducha y una taza de café con leche, salí a la calle, justo a las ocho y treinta de la mañana. Cornetas, gente conversando, sirenas de ambulancias, el taladro encendido de una empresa de mantenimiento que repara avenidas, cerraduras que se abren y se cierran era lo que se podía escuchar al primer contacto con la avenida este 12, de la esquina Campo Elías a Camilo Torres, en la parroquia caraqueña San Agustín del Norte.
Como todos los días, el olor a basura se comenzaba a percibir al doblar la primera esquina, razón por la que crucé de acera. Veinte pasos más adelante, escuché una detonación. Seguidamente me percaté que una moto cercana arrancó con determinación. Por alguna extraña razón, los sonidos llamaron mi atención. Sin embargo, continúe caminando hasta llegar al final de la cuadra, donde nuevamente iba a doblar de no ser porque vi el cuerpo ensangrentado de un muchacho sobre la acera de la esquina diagonal a donde yo me encontraba de pie.
En ese momento, mi rutina dejó de ser rutina. Ese día no podía ser igual a cualquier martes. No podía continuar caminando como si alguien me hubiese tropezado. No podía hablar, no podía dejar de temblar, no podía asimilar lo que había sucedido.
--¡Mataron al muchacho de Expresos Los Andes!- exclamó una señora con desesperación.
Grito que me sacó de aquel instante en que mi mente se paralizó. Así, logré colarme entre el conglomerado de personas que ya rodeaban el cuerpo como sí algún circo callejero estuviese dando su mejor presentación. Mientras unos intentaban “solucionar” la situación llamando a organismos de rescate como los Bomberos de Caracas, cuya sede principal está a sólo una cuadra y media de la esquina Arismendi, donde se encontraba el cadáver, o la Policía Metropolitana; otros miraban el alboroto capciosos esperando agarrar cualquier beneficio material al descuido de algún mirón o, incluso, de los compañeros de trabajo que custodiaban la víctima; los demás buscaban reconstruir el hecho o hallar el motivo de la acción, a partir de la confluencia de sus testimonios:
-- Yo vi unos motorizados rondando la zona desde temprano- dijo el señor que vende las verduras en la esquina diagonal a la Arismendi-. Esos sabían que trabajaba aquí, seguro lo andaban buscando. Quien sabe que no querían que dijera porque ta’ clarito, tiro en la frente igual a muerto no habla.
--Ese seguro se puso arisco y lo dejaron pega’o- vislumbró el muchacho que trabaja alquilando teléfonos unos metros más allá del vendedor de verduras.
--Dale gracias a Dios que no fuiste tú- me dijo una vecina-. Esos son los sicarios que para escalar rango dentro de su mundo deben cumplir requisitos como matar a tantos inocentes en un día. ¿Escalar rangos?, ¿tiro en la frente igual a muerto no habla?, ¿muerto por negarse qué?-me preguntaba al oír cada uno de aquellos ligeros comentarios-. Realmente, ¿hasta qué punto se ha degenerado la sociedad venezolana que se ha acostumbrado a ver las agresiones, secuestros, asaltos y/o muertes como algo cotidiano? Esas tres personas no estaban hablando de alguien lejano, ni de un hecho que vieron por algún medio de comunicación: era un vecino que estaba trabajando cuando perdió la vida, sin importar la razón por la que lo mataron, pero otros hacía pocos instantes le habían arrancado la vida, sin contemplación.
De pronto, una señora de unos cincuenta años se abrió espacio entre “el público” presente. Al llegar frente al cadáver, evidenció que era su hijo quien había sido víctima de la violencia, quien desde ese momento pasó a ser un número más en las estadísticas diarias de criminalidad venezolana. Lágrimas, lamentos y gritos de dolor venían de la señora abrazada al cuerpo de su hijo muerto; una imagen muy similar a la fotografía que casi todos los días abre las páginas de los diarios venezolanos en la sección “Sucesos”. Páginas que cada día exigen más ingredientes adicionales, componentes siniestros o extraordinarios a los hechos para que puedan ocupar sus espacios. Quedando en evidencia que, cada día, la violencia se hace más cotidiana para los venezolanos.
No pude seguir observando de brazos cruzados aquella escena de dolor, por ello, decidí apartarme de la multitud y regresar a mi casa, pues el tiempo había transcurrido y mis ánimos no me permitirían seguir con el itinerario. De regreso, una cuadra más abajo de donde se encontraba el cadáver, cerca del container de basura, venía un Guardia Nacional en moto, quien al pasar cerca de mí, bajó la velocidad del vehículo para soltarme algunos “piropos” y seguir con su recorrido, sin percatarse que a menos de un kilómetro había ocurrido un asesinato.
¿En qué momento la seguridad social dejó de ser incumbencia de la Guardia Nacional?-pensé-. ¿Quién puede sentir seguridad ante un organismo que a veces se deslastra de sus funciones y a veces no?, ¿Dónde están los frutos de los Planes de Seguridad que el Gobierno actual ha anunciado?, ¿Es qué acaso la solución está en decretos como transferir los organismos que velan la seguridad social de un Ministerio a otro?, ¿No será más efectivo realizar un plan interdisciplinario donde tanto la educación, las oportunidades de empleo como las políticas de seguridad social aporten su grano de arena al problema? O ¿es que el tema está tan manido que no hay razón por la que buscarle solución, pues es rutina del venezolano?
Desde el balcón de mi casa, podía observar como agentes de la Policía Metropolitana tomaban fotos del cadáver, medían el perímetro y hacías sus respectivas entrevistas a los testigos aún presentes. Procedimiento tras procedimiento buscaban la mínima pista que pudiese permitir aclarar el caso. Todo parecía indicar que entre fotos, testimonios y planos hallarían la solución al hecho, dejando a un lado la posibilidad de constituir datos que acompañan el número de una planilla más, de una estadística más que conforme al último boletín de la UNESCO, en Venezuela son 2453 personas las que anualmente son víctimas de la violencia.
Una sábana blanca cubrió el cadáver hasta el momento que la furgoneta del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas lo trasladó a la Morgue de Bello Monte.
Sábana que al igual que la acera se llenó de la sangre del muchacho, pero a diferencia de ella sus manchas no pudieron ser quitadas con aserrín. Así como tampoco podrá ser borrado de la mente de quiénes sufrimos el hecho, ni de cada uno de los venezolanos que cotidianamente de manera directa o indirecta es víctima de la delincuencia que inunda el país y que, cada día, irrumpe la rutina de más ciudadanos.

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miércoles, 12 de diciembre de 2007

30 minutos antes, 30 minutos después: todo sigue igual

Hace tres días, Venezuela despertó con una hora legal que no coincidía con la que marcaban los relojes de la mayoría de sus habitantes. Como establecía la Gaceta Oficial 38.819 de fecha 27 de noviembre de 2007, treinta minutos de atraso era la diferencia horaria que debía entrar en vigencia el pasado domingo 9 de diciembre a las tres de la madrugada.
Así fue, a partir de ese día, de acuerdo a declaraciones de uno de sus principales proponentes, el Ministro del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Héctor Navarro, “nos adelantamos a la cita con el sol, pues nos levantamos muy temprano. Este cambio permitirá que los venezolanos aprovechen media hora de luz solar, y que los niños que van al colegio en la mañana no tengan que desayunar cuando aún los rayos solares no iluminan”.
Frase que no abarca todos los beneficios de esta medida, pues además según Navarro, la misma permite: reducir el uso de la energía eléctrica, disminuir situaciones de riesgo y accidentes asociados a la oscuridad y mejoras en el metabolismo, sobretodo de los niños, pues la desincronizaciòn que existe entre la luz solar y el desempeño de las actividades diarias produce menor capacidad de concentración, problemas de aprendizaje, cansancio, irritabilidad, retardo en el crecimiento, alteraciones en los reflejos y trastornos alimenticios.

Ahora bien, dejando a un lado que regresaríamos a la hora que marcaban los relojes de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, resulta válido detenerse a reflexionar sobre el verdadero alcance de tales beneficios.
Partiendo de que el atardecer caerá más temprano puesto que el amanecer también lo hará, me pregunto: ¿qué pasará con los niños y adolescentes que estudian en horarios vespertinos a quiénes la desincronización entre la luz solar y el desempeño de sus actividades diarias podría acarrear, según Navarro, alteraciones en el crecimiento y aprendizaje?, ¿es qué las mejoras del metabolismo vienen por descansar únicamente de mañana y no por hacerlo durante un tiempo prolongado?, ¿dónde queda el cansancio y la irritabilidad que produce permanecer tiempo prolongado en las vías de tráfico congestionadas de algunas ciudades de nuestro país?, ¿no son precisamente esas urbes las que mayormente exigen a sus habitantes que madruguen?, ¿cómo disminuirá el consumo de energía eléctrica si son más los venezolanos que están despiertos al atardecer que al amanecer?, ¿será que acaso el hampa, como la luz del sol, se ocultará más temprano?
Las horas picos sólo se rodaran, el tiempo para el deporte no será después sino antes de trabajar, quien no dormía suficiente mantendrá su hábito porque el día no tiene 30 minutos más, hasta la criolla impuntualidad seguirá igual.
Tal modificación, reflejada en el artículo 18 de la Ley de Metrología, es una reforma que no llegará más allá de producir cambios a nivel técnico, económico y de coordinación como ajustar una planta de producción de alimentos que se rige celosamente por el tiempo. Arreglos, a nivel nacional e internacional, que no se ven justificados en los “beneficios” que podría conllevar esta medida.
Más aún, lo realmente alarmante es que el Gobierno se preocupe por implementar esta clase de políticas que buscan “mejorar” el aprovechamiento del día del venezolano, por ejemplo; mientras el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas tiene registrados 2546 casos de violencia sexual infantil, mientras, de acuerdo al Banco Mundial, la efectividad del control económico nos ubica en el segundo puesto de los países más corruptos del mundo y, según el Instituto Nacional de Estadísticas, el 53% de los venezolanos viven en pobreza y miseria. En cuatro palabras, mientras todo sigue igual.

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martes, 11 de diciembre de 2007

Células Madre de cordón umbilical: avance científico que beneficia a pocos

La situación económica actual venezolana, las escasas enfermedades tratadas con estas terapias y la inexistencia de bancos de sangre de cordón umbilical públicos son los principales factores responsables de la limitación de ésta práctica
“Lo veo como un seguro de vida que espero no utilizar, porque implicaría que a mi bebé le ha pasado algo. Pero en caso, dios no lo quiera, de necesitarlo, agradeceré haber hecho la inversión”, destacó la Sra. Conny Arévalos, abogada de profesión que reside en un apartamento propio de la Urbanización Valle Arriba del Estado Miranda, quien hace tres meses compró el servicio de la extracción y almacenamiento de las células Madre del cordón umbilical a su bebé que acaba de nacer.
Este servicio es ofrecido por dos empresas privadas en Venezuela, Células Madre de Venezuela y Cryo Blood Bank, desde hace 5 y 3 años respectivamente. El mismo consiste en la extracción, almacenamiento y congelación de células con la capacidad de regenerar o transformarse en células específicas cuando se encuentran en un ambiente indicado, llamadas células Madre.
Tal inversión, según el Laboratorio Células Madre de Venezuela, gira en torno a los 1000 dólares por la extracción y 200 dólares anuales por el almacenamiento. Traducidos a nuestra moneda, dependiendo de la manera como son obtenidos los dólares, incluso, podríamos hablar de casi tres millones de bolívares por la extracción y seiscientos mil anual por el almacenamiento. Pero sí en vez de hablar de los gastos necesarios para guardar células propias, se piensa en la posibilidad de acceder a esas muestras sin tener unas guardadas, es decir, buscando entre los bancos privados alguna compatible; la suma aumenta enormemente, pues no sólo se requieren pruebas de compatibilidad entre células Madre e individuo, sino, en muchos casos, la reproducción de la muestra. Según el Dr. José Cardier, Investigador del Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC), el costo total de este último procedimiento gira en torno a los 35 mil a 45 mil dólares.
Para algunas personas la posibilidad de acceder a estos servicios, gracias a los avances médico-científicos, pueden resultar una inversión justificada, pero para muchos otros venezolanos no es una posibilidad, es una realidad inaccesible. Constituyendo así un avance científico que no los beneficia.

Radiografía económica venezolana
De acuerdo a las estadísticas proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) el índice de pobreza general venezolana se ubicaba para finales del año 2006, alrededor del 32% de la población total. Además, de un 10% de total de habitantes que constituyen situación de pobreza extrema, según la misma institución. Por tanto, resulta fácil imaginarse que este grueso de personas tienen limitado el acceso a terapias regenerativas como podrían ser las células Madres. Principalmente debido a que su prioridad es cubrir otras necesidades como alimento, vestido, calzado, vivienda, lo que hace que el individuo de estos niveles económicos vea tales avances médico-científicos como una realidad totalmente ajena a ellos, una utopía.
Pero no sólo a este 42% de los aproximadamente 26 millones de habitantes, les es imposible acceder a tales prácticas. Incluso a la clase media, le puede resultar cuesta arriba, pues para el mes de Octubre del año 2006, la cesta básica se ubicaba en 446979 bolívares, a escasos 70 mil bolívares de lo que para ese momento correspondía al sueldo mínimo. 70 mil bolívares que debían corresponderse con los restantes gastos que se ocasionan en cualquier vivienda: agua, luz, alquiler o condominio, gas, sólo por nombrar algunos.
Tal situación económica, de alguna manera se evidencia, en las estadísticas llevadas por las empresas privadas como Laboratorio Células Madre de Venezuela, pues en sus registros cuentan con 5000 muestras, lo que corresponde a 0.019 % de la población total venezolana. Si bien es cierto que el desconocimiento, el miedo y la novedad de las prácticas son factores que, igualmente, influyen en tales cifras resulta totalmente innegable que el factor económico es determinante en la situación.
Pues como afirma el Dr. José Carlos Rosales, Médico en Biología de la Reproducción y Director de Criopreservación de Cryo Blood Bank, “realmente hay muchos pacientes que a mí me han consultado, llenos de preocupación porque el dinero que tienen sólo les alcanza para comprarle un seguro médico al niño o para comprar el servicio de células Madre. No te estoy hablando de gente pobre, te hablo de alguien que tiene la posibilidad de dar a luz en una clínica. Pero, obviamente, ante tal decisión no hay que dudar lo más importante es el seguro médico del niño, la prioridad es su seguridad inmediata, no la futura. Yo estoy convencido de que, seguramente, en pocos años cualquier médico las empleará y se ampliará su utilidad, pero todavía no es así”.

Probabilidad y posibilidad de tratamiento
“Guarda cordón, salva vidas” constituye el eslogan que identifica a una de las empresas privadas encargadas de ofrecer este servicio. Eslogan que como tal, podría hacer pensar en la posibilidad de salvar varias vidas sólo con el hecho de guardar las células de cordón umbilical. Sin embargo, la situación no es tan sencilla como se plantea pues tanto los especialistas de la empresa privada, el Dr. Rosales y el Dr. Juan Rivero, Director del Laboratorio Células Madre de Venezuela, como los investigadores del IVIC, el Dr. Cardier y el Dr. Edigio Romano, también miembro de la Sociedad Venezolana de Hematología, coinciden en que las enfermedades que actualmente se pueden tratar con las células Madre son principalmente las enfermedades hematológicas como la leucemia, que se vienen tratando desde hace muchos años antes de la aparición de las empresas privadas. Igualmente, según los expertos, está científicamente comprobado el tratamiento en humanos de enfermedades cardiovasculares con este método, aunque todavía no se ha realizado de manera masiva, pues el IVIC espera para finales de este año poder sacar al público la venta de la proteína G-DFF, indispensable para dicho tratamiento, en forma más económica de la que actualmente se consigue en el mercado.
Sin embargo, como bien señaló el Dr. Rivero en medicina a nadie se le puede garantizar nada. “Tu leucemia, ni la leucemia del otro son iguales, nadie te asegura que realmente esa enfermedad se pueda tratar con estas células, eso habrá que determinarlo luego. La experiencia afirma que esas enfermedades reaccionan positivamente a este tratamiento pero nada es seguro, puede que pierdas el dinero porque nunca lo necesites o que por otras vías logres conseguir las células Madre que necesitabas, pues esta no es la única manera de obtenerlas”, puntualizó.
Asimismo, el Dr. Rosales destacó que muchas de las enfermedades que pudiesen pensarse sus tratamientos con células Madre, todavía están en fase experimental. “La diabetes, la hepatitis, el parkinson, el alzheimer, las enfermedades cerebro vasculares, las lesiones en la médula espinal y la recuperación de la movilidad de ciertas partes del cuerpo se han tratado con células Madre en ratones, ratoncitos, todavía no, en humanos”, aseguró.
Por tanto, en caso de tener la posibilidad de acceder al servicio, no implica un beneficio per se en la persona, pues puede que no padezca alguna enfermedad o que la que adquiera no sea tratada con células Madre de cordón. Por ello, el Dr. Cardier señala “el potencial de curación de las células Madre teóricamente es muy grande, porque las de embrión pueden regenerar lo que sea, mientras que las de cordón no son tan versátiles. Las posibilidades reales de ellas, en este momento, son muy pequeñas en el ser humano, se podría establecer una relación 9 a 1 que no la va a usar el que la guarda”.
Aunado a ello, el Dr. Romano destaca la experiencia que ha vivido y estudiado durante su trayectoria como investigador del IVIC. “En el mundo, en los bancos de cordón se deben hacer recolectado, a lo mejor, cien mil muestras de sangres de cordón, de las cuáles sólo un poco más de cinco mil se han utilizado con fines terapéuticos. De los cuáles el 98% no han sido donadas ni por familiares, ni por los mismos pacientes que las han requerido. De allí surge la necesidad de crear bancos de sangre públicos en nuestro país”.

Inexistencia de bancos de sangre públicos
Otra de las razones que hace que, actualmente, la sangre de cordón umbilical beneficie a pocas personas, de acuerdo al Dr. Romano, miembro de la Sociedad Venezolana de Hematología, es la ausencia de bancos de almacenamiento de muestras de sangre de cordón del Estado. Pues, como destacó el Dr. Rivero “La idea es que haya bancos públicos para en caso de requerir células Madre de cordón umbilical, uno las pueda adquirir sin ningún problema Pues es evidente que hay un nivel que no puede pagar el servicio. Por ello, el Estado debería tratar de ampliar la posibilidad de brindar beneficios”.
Por su parte la Dra. Carmén Luisa Milanés, Coordinadora Nacional de Transplantes de Órganos en el Ministerio de Salud, considera que la presencia de bancos públicos de sangre de cordón umbilical es fundamental no sólo para ampliar la cantidad de personas a las que es posible beneficiar sino para mantener vivo el concepto de donación altruista, pues “de lo contrario cada quien se preocupará por guardar sus células y el sentimiento de individualismo tan presente en esta era postmoderna se afianzará”, aseguró la doctora.
Finalmente, los especialistas esperan que en poco tiempo el Estado tome cartas en el asunto para que esta rama de la medicina reparadora que hoy para muchos venezolanos parece una utopía, cada día permita la inclusión de mayor cantidad de personas. Así, cada día se ampliarán el número de historias como la de la Sra. Conny Arévalos y el mañana tendrá un futuro más prometedor para las enfermedades que, actualmente, se ven como irreparables.


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lunes, 10 de diciembre de 2007

Mototaxis: más que una solución, un problema

La inseguridad vial y personal, la incomodidad,
el índice cada vez más alto de accidentes
de transito por causa de motos, la violación
a la normativa venezolana en la materia
son las principales razones que conducen
a no considerar la moto un vehículo de
transporte público.



Caracas es una ciudad sobrepoblada, su tráfico lo demuestra. Hoy en día, intentar recorrer una distancia no menor de 10 kilómetros en media hora representa una utopía, un ideal que pocos tienen la suerte de alcanzar y, que durante las conocidas ‘horas pico’, se convierte en un imposible. Con el pasar de los años la situación empeora, pues según un estudio de la Alcadía de Baruta solamente con los 70.000 carros nuevos que registró la zona metropolitana en el año 2006, se podría hacer una fila de éstos desde la salida de Caracas hasta llegar a la ciudad de Puerto La Cruz, en el estado Anzoátegui.
Aunado a ello, según el Director de Transporte y Vialidad de la Alcaldía de Baruta, Matías Ramírez, el Metro de Caracas ya no está en capacidad de atender a toda la demanda y la vialidad caraqueña, en su mayoría está creada para la comodidad de los vehículos pequeños, lo que produce que los autobuses de transporte público se queden atrapados en la congestión. Es muy probable que sobre tal situación se sostiene el éxito de un medio de transporte público alternativo como el mototaxi; una opción muy viable cuando de acortar distancias en poco tiempo se trata. Para muchos puede representar una solución al caos vehicular de Caracas, pero para muchos otros constituye un gran problema.

Alternativa fuera de norma
En Caracas desde hace aproximadamente 3 años, cada vez con más frecuencia, ha venido surgiendo y desarrollándose el fenómeno de los mototaxis. Fenómeno no contemplado dentro de la Ley y el Reglamento de Transporte y Tránsito Terrestre vigentes. Pues en el artículo 12 de este último establece la clasificación de tal vehículo según la modalidad de uso, pero no menciona el servicio público como una de ellas.
De acuerdo a un informe del Departamento de Estadísticas de la División de Operaciones del Cuerpo Técnico de Vigilancia del Tránsito y Transporte Terreste (CTVTTT), el artículo mencionado anteriormente no es el único que violan los conductores de motos, pues durante varios operativos realizados en el área Metropolitana alrededor de dos semanas se registraron 246 infracciones por no usar casco y 57 choferes de motos no tenían placas. Lo que indica que lo que establece el Reglamento con respecto a la identificación y circulación (arts. 164,165,166,167) también es obviado por la mayoría de motorizados, entre quienes los mototaxistas no representan la excepción.

Seguridad vial y personal
Tales violaciones a la ley traen consecuencias muchos más graves que una simple sanción. Pues, según la Organización Mundial de la Salud los usuarios de la vía pública en mayor situación de vulnerabilidad son -en orden- los peatones, los ciclistas y los conductores de motocicletas, si aunado a ello, quienes circulan en moto olvidan utilizar cascos, el nivel de vulnerabilidad es mucho mayor.
Según, un estudio efectuado en 2003 por el Consejo Europeo de Seguridad Vial, el riesgo de perder la vida de un motociclista es 20 veces mayor que en una persona que se desplace en automóvil. Probablemente las estadísticas de CTVTTT lo ratifican. De acuerdo a las mismas, el año 2004 dejó un total de 3.150 accidentes, de los que 1.462 acarrearon daños materiales y 1.503 arrojaron lesionados. Sólo ese año murieron 185 personas por accidentes causados por motos. Hasta el primer semestre del año siguiente, 2005, se habían registrado 2280 siniestros causados por motos, en calles, avenidas y autopistas. 216, entre las autopistas: Francisco Fajardo, Prados del Este y Cota Mil, muertos se habían contabilizado 27. De esta manera, Venezuela ocupa el tercer lugar, a nivel mundial, en los países con mayor tasa de mortalidad por accidentes viales y el primero en América Latina.
Bajo la óptica de Geraldine Fuemayor, urbanista con maestría en transporte urbano y profesora del Postgrado de Planificación y Transporte del Instituto de Urbanismo adscrito a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, “existe la tendencia en quienes van manejando una moto de sentir que no hay obstáculos que los detenga, siente que no tienen porque seguir las señales de tránsito. Ellos se manejan como en sus propios códigos: si ven que el semáforo está en rojo pero se pueden meter entre dos carros, lo hacen; se adelantan por la derecha; no respetan los canales de circulación y van a altísima velocidad, lo que, además de ilegal, agrava las lesiones en caso de accidentes.”
Igualmente, la licenciada Imara Dania, Jefa de División de Planificación del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTTT), considera que el art. 12 de la Ley de Transito y Transporte Terrestre, el cual reza “La prestación del servicio de transporte terrestre se ajustará a los principios de comodidad, calidad, eficiencia y seguridad para el usuario” es violado por la mayoría de los mototaxistas. Pues, según la funcionaria, más allá de que la modalidad se ha convertido en un medio para cometer delitos, robos, atracos, asesinatos, no poseen seguro de responsabilidad civil que ampare a los pasajeros que trasladan.
“Condiciones climáticas, el sol y la lluvia; los huecos, los objetos que caen de los edificios y que pueden provocar fácilmente volcamientos” son algunos de los factores que, según la urbanista Fuemayor, constituyen la vulnerabilidad a la que se expone todo el que anda en moto.
Pero no sólo el que anda en moto se ve afectado por este fenómeno sino también los peatones, debido a que, de acuerdo al urbanista Ramírez, muchos mototaxistas se han situado en la calzada de las calles, interrumpiendo tanto la circulación vehicular como peatonal y violando el art. 274 de la Ley de Transito y Transporte Terrestre que establece: “la parada o estacionamiento deberá efectuarse de tal manera que el vehículo no obstaculice la circulación ni constituya para el reto de los usuarios de la vía, cuidando especialmente la colocación del mismo y el evitar que pueda ponerse en movimiento en ausencia del conductor”.
Asimismo, la urbanista Fuemayor, señala que existe la posibilidad de generar problemas de salud pública, pues se emplea un mismo casco para muchas personas. “Hay que decirlo, no se sabe si la otra persona tenía piojos o si a través de la sudoración se puede transmitir alguna infección”, puntualizó.

Competencia del servicio con el transporte público
A través de la perspectiva de Ramírez, los mototaxis constituyen una competencia desleal para el mercado formal, ya establecido: los taxistas y los conductores de servicio por puestos. “Nunca un carro cuesta igual que una moto ni tampoco su mantenimiento es igual, así sólo se va quemando la oportunidad de negocio y el mercado formal, al mismo tiempo que se alimenta el informal, luego no van a saber que hacer. Lo mismo que pasó con los buhoneros va a pasar con el sistema de transporte. Muchas personas van a desistir del mercado formal para irse al informal y se va a degradar la calidad del servicio formal”, puntualizó.

Falta de capacitación

Una de las causas que ha desencadenado el alto índice de accidentalidad de motos, bajo la mirada de Fuemayor, es la falta de capacitación y preparación frente a la conducción de este vehículo, pues ha sido operado incluso en la mayoría de las veces por menores de edad.
Pero la falta de capacitación, de acuerdo al director de Transporte y Vialidad de Baruta, no siempre viene dada por quien maneja, pues señala “ no es lo mismo un parrillero experto, a una señora que está apurada y va para el trabajo. Nunca tienen el mismo nivel de maniobra”.

Posibles soluciones
El primer panorama que se vislumbra es la reglamentación, pues se entiende que existen personas cuya fuente de trabajo es esta, pero si no acatan ciertas normas y leyes hasta su propia seguridad es la que se pone en juego al momento de trabajar. Para Ramírez reglamentar el uso de los mototaxis no es la mejor salida del problema, pues considera que significaría un servicio de transporte público de baja calidad como el que está actualmente. Por ello, el Director de Transporte y Vialidad de la Alcaldía de Baruta, así como también la urbanista Fuemayor, coinciden al considerar como la mejor opción, la creación de mejores infraestructuras, construcciones que permitan disminuir el caos en la vialidad caraqueña, como por ejemplo, extender las redes de metro, mejorar las tecnologías de tránsito, aplicar sanciones severas en contra de las maniobras que violan la norma y no permitir que los sistemas anárquicos bajen el nivel de servicio de transporte que se tiene hoy.
“Desde el momento en el que se les deja operar, se esta permitiendo que crean que pueden hacerlo. Para mí, es un problema de falta de autoridad. De alguien que les diga ‘esto no lo puedes hacer. Si quieres puedes organizarte y prestar servicios de encomiendas que tan demandado está’”, aseguró la magíster en Transporte y Vialidad.
Siguiendo la misma línea, Ramírez subrayó: “En el corto plazo, los mototaxis se ven como una solución pero personalmente los considero una involución del sistema de transporte que a largo plazo solo traerá mayores problemas”.
Finalmente, como reflexiona el Director de Transporte y Vialidad de la Alcaldía de Baruta, “son las deficiencias del sistema actual lo que le da cabida a esa nueva modalidad. El tema del transporte en Venezuela ha sido muy descuidado, todos los políticos lo ven como desarrollo de empleo, pero es un servicio tan necesario como cualquier otro”. Por tanto, vale la pena preguntarse, ¿Qué resulta preferible arriesgar tu vida por llegar rápido o trasladarte sin rapidez pero seguro, con calidad y comodidad?

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viernes, 7 de diciembre de 2007

Reforma constitucional: mayor oscuridad

Ceder parte de la libertad individual al representante del Estado, a cambio de garantizar la vida y la posesión de bienes fue parte del tratado político que Jean-Jacques Rousseau, propuso con el nombre de Contrato Social. Un planteamiento que contribuyó, a partir de la Revolución Francesa, a trastocar los antiguos regímenes oligárquicos en muchas naciones.
La idea planteada por Rousseau, hace casi dos siglos y medio, sigue conservando vigencia en el deber ser de sistemas de gobiernos actuales como la democracia. Una validez que se ausenta en la realidad actual venezolana, pues ¿cómo sentir garantizada la vida cuando el nivel de pobreza y miseria, según el Instituto Nacional de Estadística, llega al 53% de los venezolanos y donde la violencia, conforme al último boletín de la UNESCO, deja 2453 personas muertas al año?
Tales cifras muestran un panorama poco alentador sobre la situación que se está viviendo en el país. Escenario que se obscurece más con la propuesta de reforma constitucional presentada por el presidente de la República, Hugo Chávez, posteriormente avalada por la Asamblea Nacional y próximamente, el 2 diciembre, será sometida a referendo.
La primera oscuridad viene dada por la definición que se le da a la propiedad privada. El art. 115 establece cinco tipos de propiedades, la privada es la última en definir, entendida como “aquella que pertenece a personas naturales o jurídicas y que se reconoce sobre bienes de uso, consumo y medios de producción legítimamente adquiridos, con los correspondientes atributos de goce y disposición y las limitaciones y restricciones que establece la ley”. Mas, ¿qué pasará con aquellos inmuebles que resultan excluidos de esta consideración como los terrenos vacíos, las posesiones para disfrutar sólo vacaciones, las propiedades que sus dueños tienen alquiladas o prestadas?, ¿sus dueños legales las perderán por no hacer uso frecuentemente del inmueble?
En contrarresto, el art. 82 establece que “Toda persona tendrá el derecho a la protección de su hogar o el de su familia declarándolo como vivienda principal ante los órganos del Poder Popular…”; pero, ¿a qué persona se refiere: a quién compró la propiedad o a quién la ocupa?, ¿qué compañía se atreverá a vender a crédito una vivienda si en el intermedio del pago quien la ocupa podría declararla propia?
La posibilidad de ser reelegida o reelegido el Presidente o Presidenta de la República es la variable que asoma la propuesta constitucional en su art. 230. Condición que resulta alarmante, oscurecedora, al venir acompañada de artículos restantes como los números 11, 16, 109, 113, 185, 191, 225, 236, 252, 318 o 321, donde la figura del Presidente de la República toma, de manera directa, atribuciones que actualmente no le competen. Pocos son los espacios a los cuales, de aprobarse la reforma constitucional éste poder no accedería; incluso, el Estado no sólo regularía el espacio radioeléctrico, sino que, además, podría reservar su uso y explotación, conforme al art. 113 del proyecto de ley.
Además de ello, los artículos 338 y 339 de la propuesta eliminan el límite de duración máxima de cada uno de los estados de excepción y la exigencia de cumplir con los principios y garantías establecidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos que, hoy, se ven como necesarios para que el Presidente de la República pueda decretar un estado de excepción. Es decir, la propuesta no sólo estaría modificando principios como el de alternabilidad gubernamental, sino que se estaría concentrando mayor poder en una sola persona, el Presidente de la República.
Aunado a ello, los artículos 71, 72, 73, 74 y 265 de la reforma proponen aumentar el porcentaje de personas requeridas para solicitar cualquier revocatorio, en otras palabras, sería más difícil para el pueblo ejercer su derecho. De la misma manera que, el sugerido artículo 337 elimina garantías inviolables para los seres humanos en estados de excepción, como el derecho a estar informado y el derecho al debido proceso. Situación que pondría en mayor emergencia, en mayor oscuridad, a los ciudadanos en tales escenarios, pues suprimir ésos derechos debilita la condición de pueblo, de actores de una realidad social y de seres humanos pensantes; en tanto, coarta la posibilidad de conocer la circunstancia y de, en caso de considerar necesario, reaccionar ante ella.
Como era de esperarse, la autonomía universitaria no escapa de la invasión de espacios que propone la reforma constitucional. “…Se reconoce a los trabajadores y trabajadoras de las universidades como integrantes con plenos derechos de la comunidad universitaria, una vez cumplidos los requisitos de ingreso, permanencia y otros que paute la ley…”, constituye parte del artículo 109 del proyecto de ley. Pero, ¿es posible que entre esos ‘requisitos de ingreso, permanencia y otros que paute la ley’ esté pertenecer a una tendencia política, condición social o religiosa para validar el trabajo de cualquier persona dentro de los recintos universitarios? Universalidad de las ideas es la premisa que desde su nacimiento ha caracterizado a la institución de educación superior, de allí su nombre: Universidad. Las doctrinas son contrarias a las buenas academias. ¿De qué podría servir tener en la sociedad seres humanos que piensan igual?, ¿cómo se formarán lo seres críticos?, ¿acaso no son más fructíferas las soluciones producto de la confluencia de ideas distintas? No hay peor oscuridad que aquella que viene de adentro del hombre, aquella que está tan arraigada a él que, incluso, puede formar parte de su ser.
Una reforma constitucional es una ley de vida para una colectividad. Por ello, que el proyecto de ley sólo funcione para ciertos regímenes, en este caso el socialista, es un error; las sociedades evolucionan, así lo demostró Francia después de la famosa Revolución propiciada por las ideas de Rousseau.
Cualquier propuesta fundamentada en la distribución del poder de manera “quitativa” para la sociedad, saca a la luz la posibilidad de constituir una reforma que obedece a un interés particular y no responde a una genuina necesidad colectiva. Lamentablemente en vez de abrir diferentes opciones a la situación política, económica y social que vive el país, de ser aprobada la propuesta de reforma constitucional el próximo 2 de diciembre, se cerrarán muchas ventanas dejando sólo una abierta; por la que únicamente entrará la luz que decida quién maneje el timón del barco llamado Venezuela.

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viernes, 9 de noviembre de 2007

Lenguaje y subjetividad: ¿los grandes problemas?

“Cada uno es afectado sólo por acentos que le son familiares; sus nervios no se prestan en tanto su espíritu los disponga a ello: es preciso que entienda la lengua que se le habla para que lo que se le dice lo pueda poner en movimiento”. (Rousseau: Ensayo sobre el origen de las lenguas Pp. 81).


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Sin embargo, sí toda comunicación, basándonos en la consideración de Antonio Pasquali, está fundamentada en “poner en común” y, desde mi perspectiva, el establecimiento de ésta es prueba del real entendimiento, ¿cómo justificar las faltas de respeto entre Jefes de Estados que, además de hablar el mismo idioma, se reúnen en una cumbre internacional para “debatir” sobre un tema?, ¿Será que la raza humana se ha acostumbrado a mal llamar “debate” a la exposición de ideas propias sin necesidad de escuchar al otro que está “debatiendo”?, O ¿es qué ahí entra en juego el primer punto asomado por Rousseau ‘cada uno es afectado sólo por acentos que le son familiares’?

Entre la teoría y la práctica puede que no haya entendimiento, pues la subjetividad forma parte determinante en esto. Subjetividad que fue capaz de llevar, cómo sucedió recientemente, al Ministro de Interior y Justicia, Pedro Carreño, a repudiar en cadena nacional los actos violentos ocasionados, según su exposición, por sectores estudiantiles de la oposición en la Universidad Central de Venezuela. ¿Será que las imágenes no eran lo suficientemente explícitas como para dejar claro quien incitó a la violencia?, O ¿es qué se asumió como en la Propuesta de Reforma Constitucional “debatida por la mayoría de los venezolanos”: aquellos que no estaban a gusto con esos ideales fueron ignorados e ignorantes?
Ahí está la gran pregunta, ¿son la subjetividad y la falta de entendimiento las grandes causantes de la polarización venezolana que estamos viviendo? Una polarización que cada día lleva a más venezolanos a sus extremos, a dejar de considerar ese otro para convertirlo en un no existente, en un cero a la izquierda, en un fantasma que por su ignorancia merece ser ignorado. Para algunos nada, para otros todo. Sin embargo lo importante no está en buscar utopías cómo la objetividad, pues al buscarla se está siendo subjetivo; sino en aprender a escuchar con los cinco sentidos. De tal manera que, sí tu subjetividad te indica una cosa, puede que eso esté bien o mal, pero lo fundamental está en detenerse un segundo a ver desde la butaca del otro, con ojo crítico y tratando de dejar un poco esa ‘familiaridad’. Sólo así se garantizará el entendimiento, la comunicación, pues lo que se dice estará en verdadero movimiento.

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sábado, 27 de octubre de 2007

Anillos de hierro

“El anillo de en medio eres tú, el rapsoda y el actor, el primero es el poeta en persona. Y la divinidad, a través de todos sus intermediarios, arrastra hacia donde le place el alma de los humanos, haciendo pasar por esta la fuerza de los unos a los otros” (Platón: Ión o sobre la Iliada. Pp. 148).
La metáfora de anterior no está muy distante a la colectividad venezolana actual. Pues más allá de existir o no una fuerza externa que determinada lo que sucede, existen protagonistas político-sociales cuyos roles deberían acoplarse como el autor explicó que funcionaban los anillos de hierro.
El Estado, los medios de comunicación social (mcs) y la sociedad son los tres agentes. Los periodistas son los rapsodas de la antigua Grecia, pues informan e interpretan con la diferencia que no debe interpretar sólo a un poeta ni al de su gusto.





Ahora bien, las dos versiones totalmente opuestas de las imágenes anteriores, nos lleva a preguntarnos ¿resulta posible asegurar que los roles desempeñados por Estado-mcs-sociedad están manteniendo el equilibrio político- social venezolano?
Si bien es cierto que ambas versiones de los mediadores sobre lo sucedido en el TTC pueden llegar al público, también lo es que cada medio excluye la versión contraria. Se podría pensar en “equilibrio” en la medida que existan tantos medios de un lado como del otro y, por ende, se anulan mutuamente. Pero el verdadero equilibrio, desde mi perspectiva, es aquel que se establece con actores plurales, sobretodo en el rol del rapsoda actual quien debe garantizar que todas las voces tengan cabida en su interpretación, sin excepción. De tal manera que, su anillo de hierro no se viera desdoblado por el irrespeto a la confianza de la sociedad o el incumplimiento de lo que es la razón de su existencia.

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